miércoles, 30 de septiembre de 2009

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martes, 29 de septiembre de 2009

sábado, 19 de septiembre de 2009

Rafa Adamuz, escribe sobre Chema Riquelme.



¿Podría el cartel de este año sustituir a nuestro escudo oficial en las fachadas de nuestros edificios municipales, en nuestras banderas azules y blancas, en las calles recoletas de nuestra Huelva pequeña e íntima? Al carnavalero pejigueras, a buen seguro, no le importaría. Pero el ciudadano de a pie, tal vez ajeno a nuestro carnaval -desgraciadamente- ha de saber que la creación de Chema Rodríguez Riquelme no es, ni mucho menos, baladí. Y que, como las grandes obras, basta con detenerse frente a él para descubrir, cual Colón, un mundo nuevo.









La sapiencia artística de Chema va más allá de lo aparente. Y no lo digo yo, que presumo de tener como amigo, con mayúsculas, a uno de los artistas más completos, prolíficos y multidisplinares de la geografía onubense. Lo dice el propio cartel, que habla por sí solo -como un pegadizo estribillo-, que cobra vida de inmediato -como un tipo en preliminares- y que se encarga –como un pregón de papel- de anunciar a los cuatro vientos que nuestra fiesta va a empezar.



Para empezar, su título, Escudo de Huelva, no es casual. Al contrario, resume en tres palabras todo un conjunto de imágenes que nos aportan el relato de quiénes somos, de dónde venimos, y de adónde queremos ir… se sea, o no, carnavalero. Pues nuestro carnaval devuelve a Huelva cada febrero lo que Huelva le entrega año a año, incluso siglo a siglo. Porque nuestra pasión carnavalera no se entiende sin el pasado huelvano y sin el presente que vivimos, reflejo del sentir choquero, de nuestras virtudes y de nuestras miserias. Para eso es el carnaval. Para eso, sus voces.





Y ahí está el cartel, escorando a la izquierda un árbol de sinople, palabra de origen francés que da nombre al color verde que se usa en heráldica y árbol que, intencionadamente, Chema también ha teñido del color de la esperanza, la que necesitamos para seguir creciendo y la que siempre ha de inundar nuestros corazones, a pesar de enfrentamientos de pasillo, riñas de carpa o diatribas de peñas.


Ahí está el castillo, de oro y almenado, mazonado con sillares en hileras, como antiguamente se hacían las casas –he aquí una muestra evidente de nuestro pasado-, pero tremendamente erguido y asentado, como nuestra cultura y nuestro carácter, forjados con la gubia del tiempo, la misma que irguió nuestro viejo castillo de San Pedro y la misma que lo hizo desaparecer de la faz de nuestro privilegiado cabezo. Un castillo aclarado, casualmente como se muestra en el escudo oficial de Huelva, con gules, palabra también de origen galo que, en el arte heráldico, se expresa a través de un rojo vivo, intenso, como nuestra sangre y la de nuestros ricos antepasados onubenses –tartessos, romanos, árabes…a quienes debemos ser como somos hoy, como es hoy el onubense.


Ha querido Chema, inteligentemente, dejar todo el protagonismo del centro para la máscara, que nos contempla como un ser superior, con una mirada felina, rotunda, como vigilante de nosotros mismos, pero atravesada –de nuevo, la estudiada analogía- por un áncora o ancla de sable tan marinera como nuestra piel y tan profunda como nuestras raíces.


No podía faltar un sello particular -todos los grandes autores, en cualquier orden del arte, lo tienen-: el choco; las serpentinas y el mar. O, mejor dicho, el océano, que es como un conjunto inmenso e infinito de mares, que no es lo mismo (bien lo saben nuestros pescadores…). Y todo bajo un dibujo casi de cómic que Chema maneja a la perfección y que aporta modernidad a nuestro carnaval, aunque a algunos le pese.


Estoy plenamente convencido de que, de no tener que someterse a unas reglas básicas de cartelería que Chema conoce mejor que yo, hasta le habría añadido un lema carnavalero en sustitución de nuestro aplastante portus maris et terrea custudia –cuánto significado en ese lema-. Bien le habría valido a Chema cualquier letrilla de cualquiera de nuestros autores de carnaval: Jesuli, Fali, Barneto, Antonio Cabezas, Diego Vega, Manolo Fernández, Diego Ortiz, Jesús Manuel León… o, por qué no, una letra que nos integre a todos, un fragmento de La Punta er Sebo levanta…, y escribo “er” y no “el”, y propongo a la Fopac que le envíe un ejemplar de esta revista a la diputada catalana Monserrat Nebrera, para que sepa que el pueblo de Huelva, andaluz, presume también de su acento en carnaval, como presumimos de nuestros artistas.


De momento, el carnaval colombino ya tiene escudo. Celebrémoslo y aplaudamos a Chema Riquelme, onubense y carnavalero, artista de los pies a la cabeza que ha elevado, una vez más, el nivel de nuestras tradiciones y ha otorgado a nuestra fiesta –como pocos hacen- la impronta genial y moderna que se merece. Gracias, Chema.


Articulo escrito por D. Rafael Adamuz, Director del programa "La Hora de Huelva" de Canal Sur Radio" para la revista del Carnaval Colombino 2009.